Estación Literaria: Fabio Rivas Rivera
- Rever Multimedio
- 2 ago
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Prioridades
Hay cosas más importantes que escribir un poema,
escucharnos sin castigar
hasta que alguien grite de alegría o llore,
todos los bailes húmedos al borde del éxtasis,
la simpatía de los descocidos,
desmembrados,
discapacitados,
confusos,
solitarios,
espantosos,
melancólicos
y sangrientos hijos e hijas
de la era de las nebulosas
Mirar a los ojos es más importante que escribir un poema,
acariciar a otro animal que sufre,
cuidar un brote,
la ebullición del agua para un té o una sopa,
el sudor de la rabia,
de la euforia
de lo contenido entre nosotros
cuando nos miramos sin hablar
Es más importante la amistad que escribir un poema,
perder una pelea,
vomitar la bilis
caerse,
irse cuando nuestra dignidad
o nuestra vida está en juego
Bañarse en una fuente de luz a lo García Márquez,
es más importante que escribir un poema,
huir de la pandera como Silvia Plath
contemplar al cisne con Nogueras
hacer con Claudia una reverencia al misterio
y como Gregory: pararse en una esquina sin esperar a nadie
ser la niña que insiste en preguntar ¿Por qué?
Ser el cuestionamiento que aturde
Bacalaos,
maniquís
incendios,
dientes molares,
cortina de baño
el jarrón de tu tía,
son más importantes que escribir un poema
Hay quienes encuentran en el poema una función histórica,
hay quienes devienen en funciones recreativas,
espirituales
y en contadas excepciones
de supervivencia,
pero nadie sabe bien por qué queremos tanto
esta pieza de masturbación,
purgatoria,
emancipadora
e inútil
a la que llamamos: poema
Y es que a veces arrancarse las uñas
es parecido a escribir un poema,
cantar orgasmos,
desempolvar fósiles,
mezclar sustancias
o dividir átomos
En un espacio entre la dramaturgia y la verdad
se encuentra el poema,
falto de un propósito,
se desenvuelve en el área que se le asigne:
discursos motivacionales,
cartas de despedida,
servicios fúnebres,
invitaciones a la guerra,
encuentros zen,
cumpleaños infantiles,
talleres virtuales,
discursos presidenciales
y misas
Es más importante no escribir un poema,
no pensar en poemas,
no leerlos,
vivirlos tal vez
y dejar que nos definan
en el reino del ocio
Porque el poema quiere vivir
pero para que viva,
tiene que morir el poeta.
Es más importante la muerte de un poeta,
que escribir un poema.
(Después de la felicidad, 2024)
Diciembre
Costó entender que no había castigo
no había venganza eficiente
ni salvación redentora
no había una casa como la del primer hogar
ni risas que sustituyeran a los muertos,
es inevitable guardar precipicios
sobreponernos al lamento de nacer
¿Por qué?
porque la paciencia ahoga
¿Y después?
¿El silencio?
¿La calma?
¿La totalidad?
guerras inútiles por lo inexorable
acalorados debates por trepar al podio
¿Redundancias básicas y evidentes?
¿Qué más hay?
para nuestros cerebros pequeños en relación al universo al que aspiran
¿Qué más queda?
¿Perderse en la gran mente sin mente individual?
¿Convertirse en un interludio que no termina?
¿Mendigar por el azul del cielo?
¿Por la palabra honesta?
¿Por el pacto inquebrantable?
¿Mendigar por otros soles
y por caricias que sean cómo cuencos tibetanos?
No niego las tinieblas en mi sangre
no niego las voces atroces
ni niego que mis músculos no duermen intactos
ni mi piel inmaculada
ni mi espíritu divino,
nadie es puro veneno
nadie es pura bondad
nadie dice: teorizas las propiedades de Saturno
ahora lloras por conocer sus límites
sus conclusiones
de ajedrez perfecto
en el que los sometidos bailan
Así, llegó diciembre,
como una escoba y,
así se fue,
nos dejó los cimientos del sueño
sin jactancia, expuso sus términos
trazó un plan para nuestras vidas
y nos sacudió desconsolados
por la precisión del gran reloj
por lo ominoso de cada tiempo
¿No hay un límite de muertes por año?
¿Acaso no basta con ser la yesca
y ser reducidos por coexistir,
como coexiste el fuego
y el lamento-carne
una lengua bífida
un guiño trémulo,
de aromas pincel,
de donde nacen las alegorías
las zarzas
y nuestros rebuznos,
cuando somos demasiado obedientes?
La obediencia ciega a nadie
ni a nosotros mismos que poco conocemos,
que poco sabemos de nuestras propias intenciones
y nuestras impropias perspectivas,
mejor cuestionarnos,
en algunas trincheras sonrientes,
no siempre sucumbir a ellas
más bien digo: hace bien
nos refresca
nos abre
En el dominio de las metáforas,
se siembra
para que una tarde cualquiera
te queme las pestañas
y crezcan sus bosques salvajes
La fortuna
es la de no habitar siempre el espanto
y encontrar reposo en esta encrucijada:
momentos para presenciar
segundos para intuir
besos para callarse
abrazos para no desfallecer en el intento
de romper las cadenas de la ingratitud
y hundirse en el continuo vaso a medias
de los placeres inagotables
Diciembre,
la pedagogía de la conclusión
no hay a medias en diciembre
saltás o te empuja
entrás o te arrastra
corrés o rodás
gritás o escribís
¿y si no es permitido?
algo uno se inventa
o algo se inventa diciembre
para que uno cambie
Ya no lloraré la carta que no hice
no fingiré amnesia
estudiaré la túnica que no portaré
el alfabeto que no entiendo
despediré cuánticos discursos retóricos
que me sonrojan y perturban
por la precisión de las categorías
y la negación de los abandonos
no adularé a cambio del respeto
ni me inclinaré ante mis verdugos
y sus hachas afiladas
no me hallarán esperando
no aplastarán mi cabeza con sus botas morales y,
si nos encontramos, será por justicia
porque la reacción lo precisa
Antes, ansiaba diciembre
ahora, le temo
los pasos vociferan profecías
ya no el verde montaña
ya no el viento invernal,
que soplaba la lipidia y los lamentos,
a cada quien le consumirá su locura
o le salvará un instante,
condenado por la traición de los principios,
por la tentación de los atajos
las gratificaciones instantáneas
el laxo estado de nuestra razón
y del país pedófilo
que nos pare y nos viola
en cada una de sus segmentaciones
La verdad está hecha de finos hilos invisibles,
que enmarañan cada una de nuestras guaridas
que articulan esta burla
esta maravillosa y grotesca burla
donde diciembre dice que aprendimos poco
aun habiendo agonizado
con los intestinos espirituales al aire
los ideales lacerados
las melodías rotas
las copas llenas
pero no nos pertenecen las copas
y ya debemos 1400 años de su contenido,
y sus dueños nos indican sonriendo
cómo se sostienen
cómo se posan los labios
cómo se convierten en orina
y cómo se perdona cualquier inconveniente
en el medio de su elaboración
Por eso, saltamos entre cerros
sin salir de nuestras camas
leemos los retazos nubilosos
de ciudades exóticas
pueblos míticos
mares insondables
pendientes nubladas
borrascas lascivas
e infinitas condiciones de amplio espectro
Me intriga el epílogo de diciembre,
este continuo parafraseo apático
de resonancias cósmicas
Se alertan los sensores fotogénicos
uno se inclina ante el crepúsculo
mezcla de respeto y miedo,
la nunca lista para el corte preciso
de precisas intenciones
Sí, la espeluznante mesura nos hace temblar,
pero es un buen camino
la longevidad de los árboles lo demuestra
el alba lo canta
los sapos nadan en su legado
un reflejo huye por sus cauces
nadie sacude y vadea
especulamos sin control alguno
estamos hartos de tantas sandeces y,
aun así, las amamos
nos aferramos a ellas
les imploramos que no nos abandonen
a la buena de un dios ausente
En algún lado, está el saxofón solitario de Jimmy
alumbrando veredas espaciales
burlándose de alguien ingenuo
que cree que la música la inventó un hombre
Jimmy sabe que fue la música
quien nos creó
con sus violentas variantes
con sus reacciones químicas
su matemática ancestral
la fundición de quien ejecuta
y su instrumento
Tal vez, no es tan nefasto
diciembre,
prueba de ello este encuentro
este brindis entre humos
y gestos interlocutores
de espasmos simultáneos
carentes de arrogancia,
desbordando en complicidad etérea
en sulfurante algarabía,
contenida en la mínima porción pensable
Así como llegan las estrellas
llegan las altas mareas,
que traen bestias gigantes de otros ismos
de latidos ensordecedores
tormentas imponentes
que ablandan los cráneos
y los esqueletos de acero
y revientan en las neuronas tenues
como olas en las rocas estancadas
con el peso del misterio
sobre un puente común.
(El fin de la felicidad, 2023, Ediciones Piratas)





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