Derrumbe emocional
- Carmen Elena Linares
- 3 jun 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 11 jun 2024
Por Égola

Foto de: NaveCinemetro
Al fin encontré estacionamiento, tuve que ir hasta la cuarta planta del parqueo Morazán, fue complicado, manejar no es lo mío, pero sabía que valdría la pena volver al ex Cine Metro. Recuerdo la primera vez que fui, era 1979 y recién lo habían inaugurado, estaba muy emocionada.
Mi segunda vez fue este sábado 25 de mayo, me dirigía al mismo lugar pero ahora convertido en un espacio cultural: La Nave Cine Metro. Cuando llegué, recordé, con mucha nostalgia, el cine y el centro de San Salvador de esa época. Ahora estaba igual de emocionada porque por primera vez vería la puesta en escena del monólogo “Emocionalmente” de Alicia Chong, una actriz salvadoreña a quien conocí hace un par de décadas con quien compartí carcajadas y otras cosas en un bar legendario de la colonia San Luis y también a quien siempre admiré por su tenaz e inderrumbable persona.
Espero ansiosa el tercer llamado, llega, segundos después aparece Alicia ataviada con saco y pantalón, bien iluminada. Durante aproximadamente 45 minutos, nos hizo recorrer su vida a partir del momento en el que fue diagnosticada con dislexia, TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad) lo cual, como Alicia expresa en la puesta, fue algo que la impactó y la etiquetó.
Al inicio de su actuación, extrañé la intensidad que la caracteriza y de la cual es capaz de llevar hasta niveles anonadantes, pero al transcurrir unos minutos, comprendí y recordé que estaba viendo a aquella Alicia niña de 12 años quien estaba relatando cómo tuvo que lidiar con la indiferencia, la intolerancia y la soledad que provoca ese maltrato de una sociedad en la que si no estás catalogado como niñe normal, no tenés cabida. Admito que vi mi infancia y adolescencia retratada de alguna manera, lidié con esa sensación también: la del rechazo.
Avanzada la puesta, nos sitúa en su adolescencia y temprana adultez, vuelve a ser la intensa Alicia, relatando con entereza momentos como la muerte de su primera hija y luego el sufrimiento que le provocaba no poder estudiar con su segunda hija. Cuando le pedía hacerlo con ella, Alicia se gritaba a sí misma, con impotencia y frustración y dándole rienda suelta a la intensa Alicia: “no puedo estudiar contigo porque NO PUEDO, NO PUEDO”, denotando las cicatrices del TDAH.
Sin embargo, siguió luchando, trabajando, preparándose. Empezó a ver los frutos de su tenacidad: llegaron grandes puestas en escena como Los más solos, El Fenómeno, y proyectos de cine como Lienzo en Blanco y Polvo de Gallo.
Alicia Chong, me dejó un mensaje de superación: lejos de desanimarse logró superarse, no solo a nivel personal, también logró abrirse camino a nivel nacional e internacional como actriz, es admirable y satisfactorio sabes que traspasó la desidia, el prejuicio, y las etiquetas con las que te puede llegar a marcar una sociedad como la salvadoreña.
No me quedé al coloquio, cosa de la que me arrepentí más tarde, pero quedé inspirada y satisfecha. Al salir de la Nave Cine Metro, vi a mi alrededor apreciando lo que queda del centro, escenario de victorias y derrotas, vida y muerte, tierra del olvido. Tuve la intención de recorrerlo, pero preferí no hacerlo porque me hubiera inundado una profunda sensación de repudio el ver en, lo que a fuerza de prepotencia, represión y megalomanía ha hecho el dictador de turno. Me hubiera derrumbado emocionalmente.






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