Taquitolita: un mineral por descubrir
- Catalejo Martí
- 10 jun 2024
- 2 Min. de lectura
Por Catalejo Martí
Conocí a Antony y a Tonny en Astrálabe, una extinta casa cultural que estaba en el Parque El Roble en San Salvador. En la casa, a la que después pasé yendo cada semana, había un evento de lectura de poesía y simultáneamente un “mercadito”, ventas de ropa usada, de libros, de comida y de joyas. Ese espacio me cautivó por una especie de misticismo bohemio que emanaba, entonces, sintiéndome cómodo en el desvergue, me tomé el tiempo de hablar con los vendedores y algunos de los poetas que recitaron esa noche. Concluí rápido la mayoría de conversaciones hasta que llegué al puesto de las joyas. Allí estaban aquellos personajes enigmáticos que parecían algo así como orfebres o alquimistas medievales: Antony y Tonny.
Mientras conversaba con los joyeros, mis ojos indagaban en la mesa. Había anillos, collares, aretes, piedras en bruto, stickers con el nombre de la joyería (Taquitolita) y varitas mágicas. Sí, varitas mágicas. Los inundé de preguntas y me contestaron con la potestad característica de los sabios. Desglosaron, para mi cabecita ignorante, las virtudes metafísicas, las técnicas de creación, las características distintivas de los minerales y otros conceptos básicos de mineralogía. Un poco abrumado por el bombardeo de información y por la repentina afinidad que me brotó por Taquitolita, encarrilé la conversación a un despido, no sin antes preguntarles “¿y las varitas mágicas, qué ondas?” A lo que Tonny contestó con una lógica infalible: “para hacer magia”.

La afinidad y admiración que tengo por Taquitolita prevalece aun pasados casi 3 años desde que los conocí. Naturalmente, los sigo en redes sociales (@taquitolita) donde recientemente noté que tienen ciertas piezas más ambiciosas creativamente. Los contacté y pregunté la razón detrás de estos cambios, sin embargo, mencionaron que el afán de crear piezas con profunda simbología y experimentar no es nuevo, siempre ha sido parte de la naturaleza de la joyería, pero, agregaron, tienen la necesidad de balancear la estética de sus productos con las demandas populares y poder venderlas con relativa facilidad. Compré un conjunto de piezas conceptuales: “heridas y cicatrices”.

Pasaron unas semanas luego de la compra y me surgió una duda irónicamente rezagada: ¿qué significa Taquitolita? Les escribí de nuevo, les pregunté y me aclararon: “Taquitolita es el nombre del mineral que algún día vamos a descubrir”.






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